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INSTITUTO DE LOS ANDES

LA HISTORIA DE JUANITA TUDOR 01-10

De los comentarios de Jahel Céspedes Toro (mi madre) y Rosa Céspedes Toro, sobre su bisabuela Juanita Tudor. De la recopilación de los hechos realizada por mi querido tío Eduardo Gantier, esposo de Elena Céspedes Toro. De mis propias investigaciones y el aporte de mi libre interpretación e imaginación. Es la narración de una “Historia Familiar” resaltando la gran amistad entre dos extraordinarias mujeres Juanita Tudor y Juanamanuela Gorriti - Por: Jaime Ariansen Céspedes

01 - Capitulo 1 - La Princesa - Dama de alto y reconocido abolengo, era doña Juanita Tudor, de ojos rasgados y almibarado color, cintura de avispa, cuerpo de tentación y los hoyos en las mejillas más profundos de la región.

01 - La Princesa - Dama de alto y reconocido abolengo, era doña Juanita Tudor, de ojos rasgados y almibarado color, cintura de avispa, cuerpo de tentación y los hoyos en las mejillas más profundos de la región.

02 - Habitaba la princesa en una casa de tres patios, florida y perfumada, de la calle Buenos Aires – en pleno corazón de Sucre – y era solícitamente servida por un tropel armonioso y bullanguero de esclavos, en el mejor de los estilos de la más exquisita alcurnia criolla.

02 - Habitaba la princesa en una casa de tres patios, florida y perfumada, de la calle Buenos Aires – en pleno corazón de Sucre – y era solícitamente servida por un tropel armonioso y bullanguero de esclavos, en el mejor de los estilos de la más exquisita alcurnia criolla.

03 - Rondaban su casa muchos apuestos galanes, codiciosos de su fresca hermosura, y Juanita, se las arreglaba para contentarlos a todos con sólo un especial guiño, pícaro y tentador, que era lo máximo en coquetería en esos tiempos del verso, el buñuelo, el miriñaque y la tradición.

03 - Rondaban su casa muchos apuestos galanes, codiciosos de su fresca hermosura, y Juanita, se las arreglaba para contentarlos a todos con sólo un especial guiño, pícaro y tentador, que era lo máximo en coquetería en esos tiempos del verso, el buñuelo, el miriñaque y la tradición.

04 - Pero no era precisamente ningún galán, el que tenía el privilegio de disfrutar más tiempo la compañía de la codiciada entre las codiciadas, de la resplandeciente Juanita. El afortunado personaje era de chocolate y canela, un joven embetunado y fino esclavo africano.

04 - Pero no era precisamente ningún galán, el que tenía el privilegio de disfrutar más tiempo la compañía de la codiciada entre las codiciadas, de la resplandeciente Juanita. El afortunado personaje era de chocolate y canela, un joven embetunado y fino esclavo africano.

05 - José Manuel, estaba encargado de peinar diariamente la larga, espesa y rubia cabellera de Juanita. La ceremonia era cuidadosamente preparada y se fue volviendo un rito, desde el desplegar ese manto de oro, separar cuidadosamente cada una de las ensortijadas hebras, bañarlas con mimos y acariciarlas suavemente con los mil ritmos diferentes de un extraño y mágico cepillo nacarado.

05 - José Manuel, estaba encargado de peinar diariamente la larga, espesa y rubia cabellera de Juanita. La ceremonia era cuidadosamente preparada y se fue volviendo un rito, desde el desplegar ese manto de oro, separar cuidadosamente cada una de las ensortijadas hebras, bañarlas con mimos y acariciarlas suavemente con los mil ritmos diferentes de un extraño y mágico cepillo nacarado.

06 - Colocar en su sien, la flor mas colorida y perfumada del vergel, era el fin del rito y la firma del mensaje diario y silencioso que José Manuel enviaba al mundo:    ¡ No existe ninguna flor más bonita que mi amita!  ¡ Mi inmaculada y celestial niña Juanita!

06 - Colocar en su sien, la flor mas colorida y perfumada del vergel, era el fin del rito y la firma del mensaje diario y silencioso que José Manuel enviaba al mundo: ¡ No existe ninguna flor más bonita que mi amita! ¡ Mi inmaculada y celestial niña Juanita!

07 - Y una satisfacción sin límite envolvía a José Manuel y lo transportaba hasta el mismo centro del paraíso, que él no conocía, pero que intuía existiría en alguna parte.

07 - Y una satisfacción sin límite envolvía a José Manuel y lo transportaba hasta el mismo centro del paraíso, que él no conocía, pero que intuía existiría en alguna parte.

08 - En la segunda cuadra de la calle Comercio, vivía la familia Lemoline, en sus salones se albergaba a la más fina y amena de las tertulias de la blanca ciudad, en esas alegres reuniones se consumían poemas, chocolate, armonías, mazapán, y las últimas noticias del lugar. La anfitriona era Rosa Lemoline, una amiga predilecta de Juanita Tudor.

08 - En la segunda cuadra de la calle Comercio, vivía la familia Lemoline, en sus salones se albergaba a la más fina y amena de las tertulias de la blanca ciudad, en esas alegres reuniones se consumían poemas, chocolate, armonías, mazapán, y las últimas noticias del lugar. La anfitriona era Rosa Lemoline, una amiga predilecta de Juanita Tudor.

09 - A ningún bardo le faltaba musa de inspiración, ni a los jóvenes tema para la conversación, cuando la princesa estaba en el salón de la familia Lemoline. Siempre rodeada de admiradores y codiciada con pasión. Juanita, era sin duda, el centro de la atención.

09 - A ningún bardo le faltaba musa de inspiración, ni a los jóvenes tema para la conversación, cuando la princesa estaba en el salón de la familia Lemoline. Siempre rodeada de admiradores y codiciada con pasión. Juanita, era sin duda, el centro de la atención.

10 - Los versos más tiernos y apasionados de esa época los escribió Alfredo de Musset, en París, y de su obra “Las noches” se escapó un singular personaje, de delicada melancolía, transparente y etéreo, llamado Francisco de Grass.

10 - Los versos más tiernos y apasionados de esa época los escribió Alfredo de Musset, en París, y de su obra “Las noches” se escapó un singular personaje, de delicada melancolía, transparente y etéreo, llamado Francisco de Grass. Continuara...

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