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INSTITUTO DE LOS ANDES

08 SISTEMA MOR

SISTEMA MOR: LA HORMONA GRELINA

Neomundo para Periodismo.com.

Una hormona podría ser la responsable de que la gente coma aún estando satisfecha

Una de las razones por la cual las personas engordan es que continúan comiendo aún cuando se sienten saciadas. La grelina, la hormona liberada cuando aparece el hambre, podría influir en la mala costumbre de seguir alimentándose a pesar de tener el estómago lleno.

Una hormona podría ser la responsable de que la gente coma aún estando satisfecha

 

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Una de las razones por la cual las personas engordan es que continúan comiendo aún cuando se sienten saciadas. La grelina, la hormona liberada cuando aparece el hambre, podría influir en la mala costumbre de seguir alimentándose a pesar de tener el estómago lleno, concluyó un estudio realizado en Estados Unidos.

La grelina, también llamada la "hormona del hambre", es una pequeña proteína relacionada con la regulación del apetito. La produce el estómago y actúa sobre el cerebro generando ganas de comer. De hecho, su concentración en sangre sube antes de comenzar la ingesta de los alimentos y disminuye al terminar la comida.

Pero los investigadores del Centro Médico de Southwestern consideran que la grelina podría también actuar en el cerebro para que algunas personas continúen comiendo aun cuando se sienten llenas.

La clave de esta asociación estaría en la sensación de recompensa. Jeffrey Zigman, el principal autor del estudio, explicó que las recompensas actúan "dando placer sensorial, por lo cual nos motivan a obtenerlas. A su vez, reorganizan la memoria para no olvidar como conseguirlas".

LA RECOMPENSA QUE ENGORDA

Los científicos realizaron dos pruebas distintas. Primero, alimentaron hasta la saciedad a un grupo de ratones y luego observaron si preferían ir a un sitio donde anteriormente habían ingerido comida con grasa o a otro lugar donde habían encontrado, también previamente, alimentos comunes y corrientes.

Los ratones con grelina inyectada artificialmente ingresaron directamente en el cuarto donde habían comido alimentos con mucha grasa.

"Creemos que la grelina tuvo este efecto porque los ratones recordaron cuánto habían disfrutado de esa comida. No importaba si ahora ese lugar estaba vacío: igual lo asociaban con algo placentero", dijo Mario Perello, co-autor del estudio.

A continuación, Zigman y Perello contaron la cantidad de veces que los ratones asomaban sus narices a través de un agujero en la pared para conseguir comida con mucha grasa.

"Los animales que no habían recibido grelina desistieron antes que aquellos que si la tenían circulando artificialmente en su sistema", explicó Zigman.

Los investigadores concluyeron que la grelina podría actuar sobre el cerebro, haciendo que la gente busque alimentos muy sabrosos por ningún otro motivo más que sentir placer. Periodismo.com

SISTEMA MOR: INTELIGENCIA EMOCIONAL

Inteligencia emocional: ¿qué es y para qué sirve?

Por: Ana Echeverria

El término inteligencia emocional lo popularizó el psicólogo Daniel Goleman en 1995, aunque existía en la literatura científica desde algún tiempo atrás. Desde entonces su popularidad no ha cesado de crecer. Goleman no es científico, pero tampoco un mero gurú de la autoayuda: ha sido profesor en Harvard, redactor científico en New York Times y editor de la revista Psychology Today.

Un cerebro anticuado

Basándose en sus conocimientos sobre neurología, Goleman señaló que ningún ser humano es capaz de comportarse todo el tiempo de manera únicamente racional. El córtex, que es la capa exterior y más evolucionada de nuestro cerebro, domina nuestro pensamiento, pero una zona del cerebro mucho más antigua, la amígdala, todavía toma el control de nuestros actos en determinadas situaciones; por ejemplo, cuando nos enfadamos o nos sentimos en peligro.

La amígdala era un órgano muy útil para nuestros antepasados de las cavernas: les ayudaba a responder rápidamente a cualquier ataque. Pero nuestra supervivencia, hoy en día, no depende de que seamos los más impulsivos ni los más fieros, más bien al contrario: para triunfar necesitamos mano izquierda y capacidad de negociación. No obstante, por mucho que sepamos cuál es la conducta adecuada, si nos presionan demasiado, tarde o temprano responderemos gritando, amenazando o huyendo… exactamente igual que nuestros tatarabuelos de la edad de piedra.

El coeficiente emocional

Dicho de otro modo: es imposible controlar nuestros actos o nuestras emociones contando únicamente con la razón. En una situación de estrés, somos capaces de saber qué hay que hacer y, sin embargo, hacer todo lo contrario. Podemos poseer toda la sabiduria y la inteligencia del mundo, y pese a todo equivocarnos.

¿Recuerdan a la doctora Brennan, la protagonista de la serie Bones? Es la antropóloga forense más brillante del mundo, una mujer superdotada con un vasto abanico de conocimientos, y sin embargo necesita ayuda para salir airosa de las situaciones sociales más sencillas. Le cuesta entender una ironía, una frase hecha o una mentira piadosa. ¿Es una mujer inteligente? Sí y no. Según las tesis de Goleman, este personaje tendría un gran coeficiente intelectual pero, en cambio, un coeficiente emocional muy pobre.

Como la mayor parte de nosotros necesitamos relacionarnos en nuestro trabajo con seres vivos y no con huesos, un poco de inteligencia emocional nos facilitará enormemente las cosas. En realidad no existe ningún test fiable para medir el coeficiente emocional, pero hay cinco habilidades básicas que distinguen, según Goleman, a una persona con una gran inteligencia emocional.

  • Autoconciencia: Comprender nuestras propias emociones, saber en todo momento cómo nos sentimos y por qué. A veces el desencadenante de una emoción y su causa profunda son distintos. Podemos irritarnos mucho por una tontería pero, en realidad, estar enfadados por otra razón, o incluso con otra persona distinta a aquella a la que dirigimos nuestra ira.
  • Empatía: Comprender cómo se sienten los demás es fundamental para tener éxito en cualquier relación, ya sea personal o profesional.
  • Autocontrol: Una vez comprendemos nuestras emociones, es importante que sepamos gestionarlas. Dejarse arrastrar por el miedo, la ira o la tristeza raramente resuelve nada. No se trata de dejar de sentirlos, sino de procurar que no condicionen nuestros actos.
  • Habilidad interpersonal: Si gestionamos bien nuestras emociones y comprendemos las de los demás, el siguiente paso es influir en ellas. Esto es fundamental para negociar, entablar relaciones sólidas, conseguir acuerdos satisfactorios, etc…
  • Motivación: Las cosas que nos suceden nos afectan, pero nuestro estado de ánimo no puede depender únicamente de las circunstancias o el entorno. Si somos capaces de darnos ánimos a nosotros mismos, superaremos grandes obstáculos. Un fracaso se puede interpretar en clave negativa (“soy un desastre”) o positiva (“aprenderé de este error y lo haré mejor al segundo intento”). A igual inteligencia, una persona que adopte esta segunda actitud tendrá más probabilidades de conseguir su objetivo.

Tanto Goleman como otros psicólogos de la rama cognitivo-conductual consideran que estas habilidades, aunque se dan de forma innata en proporciones distintas de una persona a otra, pueden entrenarse y potenciarse.

SISTEMA MOR: COMPUTADORA QUÍMICA

Por BBC Mundo, BBC Mundo,

Computadora química que simula neuronas

Inician un proyecto europeo para crear "computadoras químicas" que simulan las acciones de las neuronas en el cerebro.

Computadora química que simula neuronas

"Cerebro"

Dio inicio un proyecto europeo para desarrollar una "computadora química" inspirada en los sistemas biológicos del cuerpo humano que simulará las acciones de las neuronas en el cerebro.

La nueva computadora "mojada" incorpora varias propiedades de sistemas químicos recientemente descubiertas que pueden ser utilizadas para crear poder computacional.

El proyecto de US$2,5 millones durará tres años y será financiado por el programa de tecnologías emergentes de la Unión Europea.

Este programa identificó a la computación inspirada biológicamente como un campo particularmente importante y ya se han financiado varios proyectos semejantes.

Pero lo que distingue al nuevo proyecto es que éste utilizará "células" estables que poseen un recubrimiento que se forma espontáneamente, similar a las paredes de nuestras propias células, y utiliza procesos químicos para llevar a cabo un procesamiento de señales similar al de las neuronas humanas.

El objetivo, como le dijo a la BBC Klaus-Peter Zauner, investigador de la Universidad de Southampton, quien colabora en el proyecto, no es crear una computadora mejor que las convencionales sino poder computar en nuevos ambientes.

"El tipo de tecnología ’húmeda’ de la información en la que estamos trabajando no tendrá aplicaciones a corto plazo en el desarrollo de programas de software para negocios", afirma el científico.

"Pero abrirá nuevos dominios de aplicaciones donde la actual tecnología de la información no ofrece soluciones, como el control de robots moleculares, control de ensamblajes químicos y fármacos inteligentes que procesen las señales químicas del organismo humano y actúen según el estado bioquímico de la célula", agrega.

Lípidos y líquidos

El enfoque del grupo se basa en dos ideas críticas.

La primera es que las "células" individuales están rodeadas de una pared formada de lípidos que recubren de forma espontánea las "entrañas" líquidas de la célula.

Investigaciones recientes han demostrado que si dos de estas capas lípidas se encuentran cuando las células hacen contacto, una proteína puede formar un camino entre ellas permitiendo el paso de las moléculas de las señales químicas.

La segunda, que el interior de las células puede albergar lo que se conoce como una reacción química Belousov-Zhabotinsky o B-Z.

Las reacciones de este tipo pueden ser iniciadas cambiando la concentración de la bromina en ciertas cantidades.

Estas reacciones son inusuales por varias razones, pero para las aplicaciones de computación lo que es importante es que después de la llegada de una señal química que la inicie, la célula entra en un "período refractario" durante el cual otras señales químicas no influyen en la reacción.

Esto evita que la señal se propague sin control a través de cualquier célula conectada.

Estos sistemas autocontenidos que reaccionan bajo su propia energía química ante un estímulo tienen un análogo en la naturaleza: las neuronas.

"Cada neurona es como una computadora molecular", dice el doctor Zauner.

"La nuestra es una abstracción muy cruda de lo que las neuronas pueden hacer. Pero la esencia de las neuronas es su capacidad de "excitarse"; pueden volver a formarse con una señal y tienen su propio abastecimiento de energía para poder lanzar una nueva señal".

Esta propagación de señales químicas -junto con el "período refractario" que las mantiene contenidas dentro de una célula específica- significa que las células pueden formar redes que funcionan como el cerebro.

Posibilidad real

Frantisek Stepanek, investigador de computación química del Instituto de Tecnología Química de Praga, afirma que trabajar en estas dos ideas juntas es un campo muy prometedor.

"Si un día deseamos construir computadoras con poderes y complejidades similares al cerebro humano, tendremos que hacerlo basándonos en la computación química o molecular", explicó el investigador a la BBC.

"Creo que este proyecto tiene una posibilidad real de llevar la computación química del concepto a la muestra práctica en un prototipo funcional".

Por su parte, el equipo europeo ya está trabajando en la forma de probar esta idea.

"Oficialmente, el proyecto comenzará en febrero", dice el doctor Zauner.

"Pero tenemos tanta curiosidad que ya enviamos algunos lípidos a nuestros colaboradores en Polonia y ellos ya lograron demostrar que las capas lípidas son estables".

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