Parroquianos protestan por cierre de primera cantina mexicana
¡Qué Nivel!
Por Anahí Rama MEXICO DF (Reuters)
Con cervezas en la mano, cientos de parroquianos de México protestaron el martes por el cierre de la cantina más antigua de la capital frente a la puerta cerrada del local, en pleno corazón de la ciudad.
La cantina "El Nivel," que en 1855 obtuvo el primer permiso del Gobierno para vender alcohol, fue cerrada el 2 de enero luego de que su propietario perdiera un litigio con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que es dueña del histórico edificio donde se alojaba la cantina.
Por sus mesas pasaron durante un siglo docenas de ex presidentes, intelectuales, bohemios mexicanos, y hasta el líder cubano Fidel Castro y el argentino Ernesto "Che" Guevara. Castro lanzó su revolución cubana desde México.
"Hoy declaramos a 'El Nivel' patrimonio cultural y etílico de los mexicanos," rezaba un cartel que los manifestantes colocaron en la puerta de la cantina, que se ubica a pocos metros de las ruinas aztecas del Templo Mayor y de la imponente catedral metropolitana.
La cantina fue bautizada El Nivel porque las autoridades solían medir en el siglo XVII la altura de las aguas de inundación de la ciudad en el edificio. Hoy un letrero cuelga sobre la persiana de metal del local que dice: "Cerrado por remodelación hasta nuevo aviso."
El propietario dijo días atrás que se encuentra buscando nuevos lugares para instalar la cantina, en donde en medio de una ecléctica decoración, viejos mapas, dibujos y borrosas fotos, los parroquianos podían disfrutar del trago de la casa: una mezcla de vodka, anís y licor de naranja.
"UNIVERSIDAD DE LA VIDA"
Habitués del lugar, muchos de ellos veteranos pero también algunos jóvenes, dijeron que la cantina es patrimonio de la ciudad y exigieron que la UNAM permita su reapertura.
"Lo consideramos recinto del saber en la universidad de la vida. ¡Mantengamos El nivel! En su barra, codo a codo, somos mucho más que dos," dijo Marco Rascón, parafraseando un poema de Mario Benedetti, al leer un manifiesto en defensa de la cantina que luego fue firmado por decenas de los presentes.
La inusual protesta fue organizada por un grupo de dueños de pequeños restaurantes que se definen como defensores con el patrimonio cultural y se autodenominan Gastrónomos Unidos por la Libertad y el Arte (GULA).
"Yo tengo 80 años y venía acá desde los 18. Ha pasado lo mismo que pasa con toda la ciudad, la van destruyendo, desapareciendo edificios históricos," se lamentó Ricardo Ruiz, un artista plástico de la zona.
Los manifestantes han pedido que, en caso de que no haya un arreglo entre la universidad y el actual propietario u otro empresario privado para reabrir la cantina, el gobierno de la Ciudad de México expropie el bar para que vuelva a funcionar.
(Editado por Pablo Garibian)
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