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INSTITUTO DE LOS ANDES

LA COCINA SEGUN MICKEY MOUSE

Disney y su fantástico mundo del sabor

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Los realizadores de la película “Ratatouille” (2007) estaban buscándose problemas desde el momento en que decidieron reproducir con la mayor fidelidad posible el mundo gourmet parisino, e imaginamos su dolor de cabeza (y de estómago) al intentar recrear platillos digitales que se vieran sabrosos en la pantalla. Felizmente, la más reciente colaboración de los estudios Pixar con Walt Disney Pictures resulta ser una exquisitez visual (claro, si aceptan la posibilidad de una colonia de ratas tomando el control de una cocina), y tiene el honor de ser el primer largometraje importante de animación con una temática 100% culinaria, inequívoca señal del creciente interés en el buen comer a nivel mundial. Las aventuras de Rémy, la rata-chef, son el pretexto ideal para recordar algunos de aquellos deliciosos momentos gastronómicos que han aparecido en las películas de Disney a través de su historia.

Probablemente, si tuviéramos que escoger el “momento cumbre” desde el punto de vista culinario, elegiríamos entre el maravilloso banquete estilo cabaret con el que los sirvientes encantados en forma de utensilios de cocina entretienen a Bella en “La Bella y la Bestia” (1991), y la romántica cena italiana de “La Dama y el Vagabundo” (1955) en la que Reina y Golfo, los canes protagonistas, comparten un plato de spaghetti en una de las escenas más famosas y parodiadas de la historia fílmica. Cómo olvidar el galante gesto del perro callejero empujando con su nariz la última albóndiga hacia la adorable cocker spaniel, y finalmente el tierno beso accidental que encuentran en el extremo opuesto de un larguísimo fideo.

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Desde su primera película, “Blancanives y los Siete Enanos” (1937), el buen Walt nos regaló memorables situaciones alrededor de la comida. Recordemos que Gruñón, Feliz, Tontín y compañía brindan refugio a la princesa fugitiva una vez que se enteran de que sabe cocinar. Sin embargo su felicidad no dura mucho puesto que la joven insiste en enseñarles buenos modales en la mesa. Además, se nos presenta tentadora uno de los íconos máximos de los cuentos de hadas: la manzana envenenada.

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En “Alicia en el País de las Maravillas” (1951) podemos encontrar varias referencias gastronómicas, como el frasco rotulado “bébeme” que reducía de tamaño a la curiosa niña o la galleta (“cómeme”) que la convierte en un gigante, hasta llegar a la escena clásica de la “fiesta de no cumpleaños” en la que Alicia trata de tomar el té con la Libre de Marzo y el Sombrerero Loco. Otra peculiar “hora del té” es la de “Mary Poppins” (1967) que nos muestra a los protagonistas disfrutando de esta británica tradición pero flotando en el aire, gracias a la risa incontrolable. De esta misma película son los cuatro serviciales pingüinos meseros que bailan con Dick Van Dyke en una secuencia de antología.

  

Uno de los más pintorescos cocineros de la tradición Disney es sin duda Jedidiah “Cookie” Farnsworth, el campirano responsable del sustento en la expedición que intenta llegar a “Atlantis, el Imperio Perdido” (2001), quien sostiene que sólo existen cuatro grupos de alimentos básicos: frijoles, tocino, whisky y manteca. Y por supuesto, no le preguntes lo que es un cilantro.

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Pero la cocina no es para todos. Flora, Fauna y Primavera, las amorosas hadas madrinas de “La Bella Durmiente” (1959) comprueban lo complicado que puede ser hornear un pastel de cumpleaños sin la ayuda de sus varitas mágicas, cuando quieren sorprender a la princesa Aurora en sus dulces dieciséis. Otro personaje que prefiere estar alejado de los fogones es Sebastián, el cangrejo de “La Sirenita” (1989), que debe fugar a ritmo de can-can de la cocina del Chef Louis, para quien el jamaiquino amigo de Ariel no es más un suculento pero escurridizo marisco.

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Las películas de Disney nos han mostrado también alucinantes restaurantes como el ruidoso Pizza Planeta de “Toy Story” (1995), con su temática de ciencia ficción, repleto de videojuegos, o el Harryhausen, el elegante sushi-bar de “Monsters Inc” (2001), en el que irrumpe la pequeña Boo para espanto de los monstruo-comensales. No podemos dejar de mencionar a La Cabaña de Mudka, un merendero precolombino en plena jungla peruana cuya especialidad son los platillos a base de tripas, en una de las secuencias más divertidas de “Las Locuras del Emperador” (2000).

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En “El Rey León” (1994) el show se lo roban Timón y Pumba, los amigos y protectores del joven Simba, quienes lo introducen no sólo a su filosofía del “Hakuna Matata”, sino a las delicias culinarias que se pueden encontrar debajo de un tronco podrido, como larvas, escarabajos y orugas multicolores. Esta predilección por la comida “viscosa pero sabrosa”, es casi tan fuerte como la empalagosa obsesión del osito Winnie the Pooh (1966) con la miel. Otro oso catalogado como buen comilón es Baloo, de “El Libro de la Selva” (1967), que le enseña a Mowgli, el cachorro humano, “lo más vital”, como aprender a coger las frutas espinosas no con la mano, sino con un palo. Los héroes plantígrados de “Tierra de Osos” (2003), como buenos depredadores, sienten predilección por atrapar su propia comida, por eso se reúnen en el Salto del Salmón para conseguir pescado fácilmente.

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¡Mmm... Sushi!

Hablando de pescados, en la película “Buscando a Nemo” (2003) llegamos a conocer a unos improbables tiburones vegetarianos, que recitan como mantra “los peces son amigos, no comida”, aunque a Bruce, el gran tiburón blanco, le cueste un poco más negar su propia naturaleza. Un personaje que sí da rienda suelta a su apetito insaciable, por la comida y las damas, es Ichabod Crane, el nuevo profesor del pueblo en “La leyenda de Sleepy Hollow” (1949).Otro habitante de las profundidades con una extraña dieta es “Pato”, el pez que la excéntrica Lilo de “Lilo y Stitch” (2002) alimenta cada jueves con un sándwich de mantequilla de maní y por supuesto nunca con uno de atún, ya que eso sería una abominación canibalística. Además, ¡Pato controla el clima!

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Pooh: Todo sea por la miel

“Pocahontas” (1995) nos entrega otro gran momento cuando el inglés John Smith le pregunta a la princesa india por el oro que tanto ansiaban los colonizadores, describiéndolo como amarillo, que proviene del suelo y muy valioso. Ella, creyendo entenderlo, le muestra otro tesoro que cumple con esos requisitos: una mazorca de maíz. Como no podía ser de otra forma, la película “Vacas Vaqueras” (2004) está repleta de bromas relacionadas a las carnes y a los lácteos, dado el origen bovino de las heroínas.

En “Mickey y las Habichuelas” (1947), Mickey, Donald y Goofy son afectados por una severa hambruna y se ven forzados a cortar la única hogaza de pan que les quedaba en delgadísimas láminas casi transparentes. Sin embargo, la suerte parece sonreírles luego cuando encuentran un suntuoso festín de proporciones gigantescas en un castillo suspendido en las nubes. Debemos terminar nuestro recorrido, pero no sin antes mencionar la borrachera más grande en la historia de Disney, protagonizada por “Dumbo” (1941), que accidentalmente se bebe una cubeta de agua mezclada con el licor de los payasos del circo, llevándolo a experimentar una  surrealista alucinación de elefantes rosados.     

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