CLEARWATER
El alcalde de Clearwater reconoció que algunos vecinos de la población, convertida para los seguidores de la religión en lo mismo que la Meca para los musulmanes, ya se sienten "incómodos" por el fenómeno.
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El alcalde de Clearwater reconoce que algunos vecinos se sienten incómodos ocasionalmente por los numerosos grupos de seguidores de la cienciología que transitan las calles con sus pantalones azules o caqui y sus camisas impecables. "A nadie le gusta ser una minoría cuando va al centro", dijo Frank Hibbard.
La mayoría de los residentes en esta pintoresca ciudad de la costa floridana del Golfo de México ha terminado por aceptar que Clearwater es para los seguidores de la cienciología lo mismo que Salt Lake City para los mormones o la Meca para los musulmanes. Pero no todos están contentos. "Creo que ha habido un cambio lento, de una relación de rechazo firme a otra de tolerancia", dijo Ron Stuart, quien se enfrentó con los dirigentes de la iglesia en la década de 1970, como editor del diario Clearwater Sun, ayer desaparecido.
"Hay todavía mucha gente en la ciudad que no confía en ellos y que desearía que no estuvieran aquí", añadió Stuart, quien ahora trabaja para el sistema de tribunales del condado. "Pero uno no puede negar que realizan una contribución, particularmente a la economía. Sin ellos, quizás no habría centro de la ciudad". Todo comenzó hace más de 30 años, en 1975, cuando L. Ron Hubbard llegó a puerto.
El escritor de ciencia ficción y sus colaboradores, quienes durante años operaron desde un yate en el mar, compraron en secreto un hotel en el decadente centro de la ciudad, con el fin de convertir a Clearwater en la sede espiritual para su Iglesia de la Cienciología. Los recién llegados causaron de inmediato nerviosismo por su actitud misteriosa, su crecimiento decidido y, según documentos de la iglesia incautados por el FBI, un plan encubierto para desacreditar a sus enemigos y "tomar el control" de la ciudad.
Ayer, el centro de Clearwater es un bastión internacional de la cienciología y un destino para sus dirigentes (incluidas varias celebridades como Tom Cruise y John Travolta), quienes llegan de todo el mundo para recibir el entrenamiento espiritual de la iglesia en su nivel más alto. La huella de la organización en el centro es notoria, desde los trabajadores uniformados de la iglesia que diariamente recorren las calles hasta la veintena de edificios propiedad de la agrupación, muchos exentos total o parcialmente del pago de impuestos a los bienes inmuebles. La joya de la cienciología es el nuevo Flag Building de siete pisos, que abarca toda una cuadra de la ciudad, en la misma calle donde se encuentra el tribunal del condado donde tuvo lugar hace unos años el drama legal de Terri Schiavo, la mujer que se convirtió en el centro de un debate nacional sobre la eutanasia. Conocido también como el "Edificio del Superpoder", el inmueble será el más grande de la cienciología en el mundo el año próximo, cuando concluya su construcción.
Se espera que atraiga a miles de visitantes más a Clearwater. De acuerdo con datos de la iglesia, unos 12.000 seguidores viven y trabajan actualmente en Clearwater o en sus alrededores. Las actitudes y prejuicios anteriores en la ciudad se han relajado con el paso del tiempo y con los esfuerzos de la iglesia por acercarse a la comunidad. Los seguidores de la cienciología presiden ahora organizaciones civiles y poseen negocios en el centro. Ahora, no cometen un suicidio político los líderes locales que se asocian con ellos. Hibbard, alcalde de la ciudad de unos 110.000 habitantes, difícilmente puede olvidar que la iglesia es la mayor dueña de propiedades privadas en el centro. Pese a la presencia duradera de la iglesia y a sus iniciativas para acercarse a la comunidad, la cienciología resulta aún misteriosa e intimidatoria para muchos en Clearwater. Una encuesta realizada por la propia iglesia en el 2003 mostró que la mayoría de los lugareños que no tuvieron contacto anterior con la iglesia tenía opiniones negativas sobre ésta. Y algunas fuentes consultadas para este despacho se negaron a hablar, al señalar que tenían miedo de ser hostigadas por la iglesia.Fuente: AP
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