EL CUTTY SARK, EL TÉ Y EL WHISKY
La fama del Cutty Sark no proviene de haber participado en grandes gestas militares, como sí lo hizo el Victory del Almirante Nelson; durante casi 100 años, este velero unió la metrópoli británica con sus colonias transportando té. A fines del siglo XX, el Cutty Sark se ganaría una merecida jubilación para convertirse en lo que es hoy en día: la principal atracción del museo marítimo de Greenwich.
El nombre Cutty Sark deriva del poema de Robert Burns "Tam O’Shanter", en el cual una bella bruja llamada Nannie corre una noche tras Tam cabalgando en su yegua gris. Llevaba puesta solo su cutty sark, que era una camisa corta hecha de lino de Paisley (de colores y dibujos vistosos). En el poema ella estrecha su brazo y agarra la cola del caballo, y por esa razón su imagen en el mascarón de proa del barco la muestra con su brazo izquierdo extendido.
El Cutty Sark vio el mar por primera vez el 22 de noviembre de 1869 en Dumbarton (Reino Unido). Fue construido por encargo de John "Jock" Willis, un comerciante que había invertido todos sus esfuerzos en este proyecto. El Cutty Sark era un barco revolucionario para su época. Se trataba de un clipper, un velero de transporte mucho más ligero que el resto de sus contemporáneos. Eso sí, el timing histórico no jugó muy bien a su favor; lamentablemente -desde un punto de vista más bien retrógrado aunque pintoresco- sería rápidamente superado por las modernas embarcaciones a vapor. El objetivo de Willis era conseguir la victoria en la popular regata que cada año realizaban los veleros que traían a Gran Bretaña la nueva cosecha de té desde China.
Los barcos de este comerciante nunca habían quedado en buen puesto, por lo que decidió desquitarse con una embarcación única en su especie. Moderno y caduco a la vez, su construcción no estuvo exenta de su propia historia. El diseño original de la embarcación fue de un tal Hercules Linton, socio de los astilleros escoceses Scott & Linton. Esta empresa nunca había construido una embarcación de la envergadura del Cutty Sark, y aplicaron la misma política que utilizaban para todos sus proyectos: lo mejor por el mínimo precio. Este principio los llevó a la ruina poco antes de finalizar la construcción de tan histórico velero. Finalmente, los constructores William Denny & Brothers fueron los que se hicieron cargo de los últimos detalles del enorme y veloz clíper.
La botadura del Cutty Sark coincidió con la apertura del Canal de Suez en Egipto -entonces colonia británica- la obra que acortó el tráfico marítimo de Asia a Europa. El estrecho que unió el Mar Rojo y el Mediterráneo evitaba a los barcos el tener que rodear todo el continente africano por el sur. Lamentablemente para el Cutty este paso no era accesible para veleros, por lo que su historia en el transporte de té fue más bien corta. Entre 1877 y 1885 realizó servicios diversos, para luego especializarse en el transporte de lana desde Australia, una actividad que lo ocuparía hasta 1895.
Durante este período, el Cutty Sark batiría algunos récords de velocidad, entre otros, el del buque más rápido en cubrir la distancia entre Inglaterra y Australia. Un par de años antes, justo antes de dejar la ruta del té, protagonizó una carrera espectacular con otro velero de su mismo tipo, el Thermophylae (que terminara sus días en la Marina portuguesa en 1906).
En aquella época ambos cubrían la ruta entre el Mar de China y la capital del Imperio Británico. El 18 de junio de 1872, salieron ambos barcos desde Shangai con la mira puesta en Londres y en batirse uno al otro (pertenecían a dos grandes empresas navieras y productoras de té en constante competencia). Pero dos semanas más tarde, el Cutty Sark pierde su timón después de pasar por el Estrecho de Sunda (entre Java y Sumatra) y rompe sus ilusiones de ganar la carrera. El Thermopylae llega a Londres el 18 de octubre, después de 122 días de travesía. Pero el Cutty Sark continúa en camino, con un timón improvisado, y llega una semana más tarde, logrando una hazaña por la que fue siempre recordado.
Después de sus idas y venidas de las costas australianas, el clipper pasó a manos portuguesas. La compañía Ferreira asignó al barco la ruta que unía Portugal con Brasil y Nueva Orleans. Una nueva fase que duró hasta 1922. Durante este período, sus diversos propietarios lo explotaron al máximo para luego devolverlo a tierras inglesas donde sería reparado minuciosamente.
Fue entonces cuando entró en escena el Capitán Wilfred Dowman, un oficial de la marina retirado, que se compró el Cutty Sark por una suma de 3.750 libras y lo restauró para su uso particular. A su muerte, en 1938, la viuda de Dowman lo cedió a la escuela náutica Thames Nautical Training College de Greenhithe donde se convirtió en un barco escuela para los jóvenes cadetes.
No fue hasta después de la II Guerra Mundial que se rindió homenaje a la figura y gesta de este barco, incluyéndolo como pieza destacada en la colección permanente del museo marítimo de Greenwich. Y es allí donde se quedó definitivamente. Hoy en día, aún puede visitarse en el muelle seco que ocupa frente a las dependencias del museo en Londres, tal y como ya han hecho cerca de 15 millones de personas de todo el mundo.
Los amantes de los licores sin duda reconocerán a "Cutty Sark" como una de las marcas de whisky más famosas del mundo. De hecho, la coincidencia entre el nombre de este whisky y el barco no es casual. Y es que los productores tomaron el nombre de la embarcación como marca para su licor a principios del siglo XX.
Fue en marzo de 1923 que los asociados de Berry Bros & Rudd, comerciantes de vino y bebidas espirituosas, invitaron a un almuerzo al famoso artista de la época James Mc Bey. Al comentarle que estaban buscando un nombre para su nuevo whisky, Mc Bey les sugirió el Cutty Sark, que por aquel entonces había vuelto a Inglaterra. De hecho, fue el propio artista quien diseñaría el logo de la marca, la ya famosa silueta del barco a contraluz.
Tan sólo cenizas - El 21 de mayo de este año, mientras se encontraba cerrado al público en plenas reparaciones de rutina, la leyenda -retirada pero aún viviente- sufrió un incendio de devastadoras proporciones. No hubo medios suficiente para evitar el desastre…
Siempre es lamentable perder el ícono de una ciudad. Y ésto ha ocurrido con uno de los monumentos más queridos de los británicos; quizás uno de los últimos supervivientes de la clase clipper de los veleros.
Desde 1954 su hogar había sido Greenwich y su figura, un símbolo que inspiró novelas, películas y el sentido de aventura de muchas generaciones. El fuego que destruyó la cubierta del tradicional velero inglés agrega 10 millones de libras esterlinas al presupuesto de su restauración. De cualquier manera el esfuerzo económico será llevado a cabo y la joya restaurada. Una novedad que pone muy contentos a los históricos de los grandes veleros del mundo. FUENTE - NUESTROMAR - BARCOS MAGAZINE
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