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INSTITUTO DE LOS ANDES

02 LA PINTURA

ARTE INFINITO


artelista.com - La red no sólo es el "futuro" sino que, además, es el soporte. En este siglo esto es algo que nadie duda ya, convencidos incluso los escépticos por prestaciones como la difusión: la tecnología permite no sólo la multiplicidad sino la democratización del arte de una forma desconocida hasta el momento. Y, en este contexto, ArtFutura, el festival de Cultura y Creatividad Digital de referencia en España, celebra y explora las posibilidades que la tecnología ofrece hasta sus límites máximos de ludismo, interacción y estética en un combo donde arte y ciencia caminan unidos.


Bajo el lema "De la Realidad Virtual a las Redes Sociales" ArtFutura celebra este 2009 su vigésimo año de vida; una conmemoración que confirma la existencia del festival como un foro necesario donde exponer los últimos avances de un mercado que corre paralelo a la revolución digital que asumimos diariamente en el resto de los ámbitos de nuestra vida. De esta manera, la combinación Nuevas tecnologías + Cultura parece ser un futuro inevitable, en el que los medios para obtener un alcance determinado son ilimitados y las posibilidades creativas infinitas.

Junto con esto, el intercambio es una de las bases de una comunidad virtual que se estructura, cada día más, en el fundamento de las redes sociales; una circunstancia que, aplicada a un campo como el del
arte , sólo puede considerarse positiva. Y es que bajo una óptica como la de la difusión exponencial, el enriquecimiento creativo y el conocimiento, la red sólo puede considerarse como un soporte ventajoso para las manifestaciones artísticas.

ArtFutura realiza en esta edición un análisis de la evolución obtenida a lo largo de estos últimos veinte años, desde que se presentara por primera vez la Realidad Virtual en España, hasta la actualidad, en la que se exploran los últimos avances en materia de animación digital, diseño y videojuegos. Dentro del programa de ArtFutura 2009 pueden encontrarse además filosofías como las del grupo Improv Everywhere, cuyas performances han generado más de 72.000 amigos en Facebook y decenas de miles de visionados en YouTube, y que "actuarán" por primera vez en España coincidiendo con el festival. Documentales, retrospectivas y nuevas secciones, como "Reality Bytes" y "Futura Graphics" (dedicadas a los nuevos documentales y a los motiongraphics y videoclips), completan un programa que este año presenta su Programa Audiovisual de forma simultánea en doce ciudades españolas, dividiendo sus principales actividades entre Barcelona, Valencia y Madrid, y que cuenta con un invitado de excepción: Tim Schafer y su nuevo videojuego "Brutal Legend".

LAS CARTAS DE VAN GOGH

artelista.com - Una de las facetas más conocidas e interesantes de la vida de Van Gogh fue la relación que mantuvo con su hermano Theo. Apoyo indiscutible del pintor, su ayuda fue determinante para el desarrollo de la obra del artista, quien así pudo mantener una producción constante a pesar del escaso éxito de su estilo en la época. La correspondencia que ambos intercambiaron durante años es el mejor testigo de esta relación, al tiempo que una fuente extraordinariamente rica que permite profundizar en el conocimiento de Van Gogh. Un compendio, al que se suma el resto de la correspondencia mantenida por el artista con otros coetáneos, que, por primera vez, puede encontrarse reunido gracias a la colaboración de diversas instituciones y editoriales. Una buena noticia a la que hay que sumar la muestra "Van Gogh's letters", organizada por el Museo Van Gogh de Amsterdam (Países Bajos) para la ocasión y que permanecerá abierta hasta enero de 2010.

Gracias a la iniciativa del Van Gogh Museum, el Huygens Institute-Knaw y el Mercator Fund, en colaboración con la co-edición internacional de Thames & Hudson, la francesa Actes Sud y la Amsterdan University Press, por primera vez se pueden encontrar publicadas en su totalidad las alrededor de 900 cartas que el legado epistolar de Van Gogh dejó al mundo, uno de los cuerpos más completos del panorama artístico. Junto con ello, esta edición recoge las ilustraciones de más de 2.000 obras mencionadas por el holandés en sus cartas. Seis volúmenes que son el fruto de quince años de investigación y que presentan el espíritu de la vida y obra de Van Gogh de su puño y letra, en uno de los escasos ejemplos de documentación exhaustiva ofrecida por el propio artista.

Y para celebrar el nacimiento de este monumental trabajo, el Van Gogh Museum presenta una exposición cuyo eje central son las propias cartas: "Van Gogh’s letters. The artist speaks". Una muestra donde alrededor de una centena de estos originales, nunca exhibidos antes debido a su extrema sensibilidad a la luz, se mostrará al lado de las obras a las que hacen referencia. Una reunión de bocetos, dibujos, pinturas y correspondencia que permiten generar una visión de Vincent van Gogh como artista y escritor, además de una crónica de su vida, la relación con su hermano Theo, su enfermedad, sus ilusiones y el desarrollo de su trabajo. La muestra, que permanecerá abierta entre el 9 de octubre de 2009 y el 3 de enero de 2010 en el Van Gogh Museum, supone una oportunidad única para establecer un completo organigrama de la figura del artista a partir de una multiplicidad de puntos tan diversos como completos. 

DEL RENACIMIENTO AL MANIERISMO

A tortas por el arte

“Danae esperando la lluvia”, la obra de Tiziano con la que se inicia la exposición
“Danae esperando la lluvia”,
la obra de Tiziano con la que se inicia
la exposición
Venecia como campo de batalla

El Museo del Louvre (Paris, Francia) acoge hasta el próximo 4 de enero la muestra "Tiziano, Tintoretto, Veronés, Rivalidades en Venecia", una de las exposiciones más importantes y peculiares de este final de año. En ella, además de disfrutar de la siempre improbable posibilidad de ver reunidas más de 85 obras maestras de estos tres genios (procedentes, además del Louvre, de museos de toda Europa), podremos conocer como los egos, las rivalidades malentendidas y hasta los celos llevaron a estos tres grandes artistas a la cumbre de su creatividad y madurez artística. La rivalidad, si es "noble", como señala el comisario de la exposición, Jean Habert, a la agencia EFE, no comporta "violencia"; aunque no por ello vaya a ser inocua. La muestra, que cuenta además con otras 30 piezas de artistas relacionados con los tres genios, sirve al visitante para conocer, de una forma inaudita hasta la fecha, el paso del Renacimiento italiano al Manierismo.


A pesar de los esfuerzos de los comisarios por no mostrar esta exposición como un simple concurso de méritos ("Tiziano fue el maestro absoluto desde principios de siglo", indica Habert zanjando así el asunto) resultará muy difícil para el visitante no caer en puras y duras comparaciones entre las obras. La exposición, que se abre con la obra "Danea recibiendo a la lluvia", de Tiziano abrirá la caja de los secretos de esta relación triangular. Al parecer, según señaló el comisario a la agencia EFE, " Tintoretto comenzó en el taller de Tiziano y en algún momento no se entendieron, dejó pronto el taller y esto le valió que no le favoreciese". Así, el "maestro" herido en su ego al verse abandonado por un aprendiz de su taller, se centró en evitar que Tintoretto obtuviera buenos encargos por parte de los nobles y mecenas; además, hizo llamar a su vera a Veronés, quien a partir de ese momento se convertiría en uno de sus principales protegidos y sería el artista al que se encargarían los trabajos más importantes. Y todo ello en un mismo lugar y momento: el siglo XVI en tierras venecianas.

Título: Tiziano, Tintoretto, Veronés, Rivalidades en Venecia
Fechas: hasta el 4 de enero
Lugar: Museo del Louvre, Paris, Francia
Comisarios: Jean Habert y Vincent Delieuvin

EL ARTE DE LA LUZ


artelista.com - Desde antiguo ha sido un elemento empleado como medio en la pintura; un recurso expresivo captado de miles de formas diferentes en función de técnicas y corrientes pero sin una entidad en sí mismo. Los años sesenta del s.XX trajeron consigo creaciones como las del minimal art, movimiento con el que este elemento alcanzará un estatus principal. Así, en muchos casos, la luz deja de ser un apoyo -imprescindible- destinado a la consecución de la obra de arte y se convierte EN la obra de arte. Antes de esto, autores como Picasso ya habían experimentado con las posibilidades pictóricas de la luz, la fotografía jugaba día sí día no con este recurso y la arquitectura llevaba siglos haciendo uso de él. Y, a día de hoy, es el llamativo "dibujo de luz" la técnica que consigue adeptos a pasos agigantados.

La luz es el fundamento principal de la imagen, el componente que otorga volúmen y definición; realidad, al fin y al cabo. Y, en arte , es el medio principal sin el cual la ficción no sería posible: en fotografía es un conductor, en arquitectura un elemento empleado de forma teatral o funcional y, en pintura, el artificio que permite la tridimensionalidad y las calidades. Durante siglos fue un componente básico de la obra -con variaciones en su posición a partir de la invención de la fotografía- pero será en pleno s.XX cuando se convertirá en la obra en sí misma. Ya en el románico (y posteriormente) la luz había sido representada como concepto pero, fuera de teorizaciones simbólicas, la iluminación no obtendrá un estatus de independencia hasta las segundas vanguardias, procurado en concreto por los primeros artistas minimalista que introduzcan los fluorescentes en sus creaciones. Con esto, se generaba una reflexión acerca de la percepción y los roles históricos del arte: la luz como materia releva a la luz como medio expresivo, el componente se convierte en objeto y el espectador se encuentra ante una comprensión estética nueva y sorprendente. Autores como Dan Flavin explorarán la percepción y la estética por medio de instalaciones que cuentan con la luz como su componente principal, en un tránsito hacia la conceptualización.

Algo más de una década antes de todo esto, Picasso descubriría las capacidades plásticas de la luz, realizando una serie de dibujos de luz que serían captados por el fotógrafo de LIFE Gjon Mili. Las instantáneas pertenecen al archivo fotográfico de la revista y muestran un ejemplo de arte efímero inusual en su momento. Un arte de acción donde la luz se convierte en el trazado de unas composiciones que recuerdan fuertemente a los famosos grabados del cubista. En este caso, es la documentación del momento lo que ha llegado hasta el espectador, sin embargo será el instante creativo el que confiera la categoría de arte a este conjunto, sin importar lo efímero de su permanencia en el tiempo.

Este "juego" estético parece haberse recuperado en los últimos tiempos, y cada vez es posible encontrar más referencias a este tipo de manifestación en los mass media. Un resultado posible gracias al aumento del tiempo de exposición de la cámara fotográfica, y para el que ya existen incluso en el mercado herramientas especiales (como el spray Halo), si bien puede emplearse como "lápiz" cualquier fuente de luz.

LA BELLEZA DEL ARTE

El arte del bello sexo



artelista.com - Hace unos meses la llegada a España de la famosa obra Judith decapitando a Holofernes de la pintora Artemisia Gentileschi abrió una puerta para la recuperación de este nicho que son las mujeres artistas reconocidas por la Historia. Caravaggista, excepcionalmente cualitativa, y poseedora además de la "invenzione" en una época apenas distante de la que permitió alumbrar a Erasmo de Rotterdam su famosa teoría acerca de la estupidez e inercia de la mujer, Artemisia desarrolló su pasión como un trabajo. Hoy día está considerada la primera; pero no es la única: Georgia O'Keeffe, Frida Kahlo, Sofonisba Anguissola, Gabrielle d'Estrées, Sonia Delaunay, Tamara de Lempicka, Mary Cassat o Liubov Popova son sólo la punta del iceberg.
Dejando de lado consideraciones maniqueas respecto a la "ocultación" de la creación femenina en el arte , lo cierto es que no es sorprendente la escasa presencia de las mujeres, como creadoras, en su desarrollo. Si se tiene en cuenta que la mujer ha alcanzado hace relativamente poco tiempo esferas de la vida pública y ámbitos del poder vedados por la propia distribución de los roles mantenida y aceptada durante siglos, es comprensible que no sea prácticamente hasta el s.XX cuando la mujer comience a disfrutar de una posición en el mundo del arte. Ejemplos anteriores existen, si bien su número es tan reducido que se consideran excepciones (nunca en relación a su calidad, sin embargo).

Romana, con un fuerte temperamento artístico y muy bien considerada en su momento, Artemisia Gentileschi recibe el apelativo de la primera pintora conocida de la Historia del Arte que vivió de su talento. Hasta el momento las mujeres dedicadas a esta actividad no se habían visto "abocadas" al arte por necesidad. Anteriores a Gentileschi hay otras, claro está, sin embargo los datos que nos han llegado hasta la actualidad han sido los de una ocupación destinada al esparcimiento o al cultivo "decorativo". De época de la Edad Media conocemos los nombres de un reducido número de mujeres que desarrollaron alguna clase de creación pictórica, si bien la mayoría de éstas eran seglares y su labor la miniatura principalmente, con notables ejemplos como la monja Ende o Teresa Díez, responsable de los murales de la iglesia de Santa Clara de Toro (Zamora). Igualmente existen casos de mujeres artistas en las cortes europeas renacentistas, aunque en estos casos su procedencia noble les eximía de ejercitar el arte como profesión para manutenerse. Esto no implica, sin embargo, que su proyección fuera limitada o sus temas tan prosaicos como la historiografía artística en muchas ocasiones sugiere; tan sólo hay que recordar casos como el de Sofonisba Anguissola, una de las mejores retratistas de Felipe II, o la enigmática Gabrielle d'Esttrées.

Es verdad, sin embargo, que el acceso de las mujeres al mundo del arte y a sus conocimientos estuvo limitado durante muchos siglos: las academias de dibujo no admitieron a la primera mujer hasta bien entrada la Edad Moderna y las que accedían a estos estudios encontraban que determinadas materias les estaban vedadas, como la copia del natural. De este modo, la mayor parte de las artistas en recibir una formación de tipo "profesional" lo hicieron al amparo de talleres familiares, llevados por hombres, o instructores particulares. Es el caso de artistas como Luisa Roldán "La Roldana", Elisabetta Sirani o Lavinia Fontana.

En época neoclásica, y ya antes, con el rococó, con la proliferación de las academias, esta circunstancia empieza a cambiar, y es más frecuente encontrar nombre de pintoras que habrían seguido unos estudios "oficiales": como Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun o Adélaïde Labille Guiard, quien además recibía alumnas, y, de hecho, presionó a la Real Academia de Pintura y Escultura francesa para que admitiera mujeres. En realidad no será hasta el s.XX cuando las mujeres puedan disfrutar de una formación, una independencia, e incluso una fama, parejas a las que durante siglos disfrutaron sus colegas masculinos, aunque en plena época victoriana encontramos mujeres que rompieron la norma, como la impresionista Berthe Morisot, quizá el caso más significativo en el XIX aunque su nombre sea indisociable del de un hombre, Manet (como sucederá con Camillle Claudel, Mary Cassat o tantas otras a lo largo de la historia).

Y el s.XX, por fin, será el de las mujeres en el arte, con ejemplos tan significativos y diversos como Liubov Popova, Sonia Delaunay, Frida Kahlo, Tamara de Lempicka, Annie Liebovitz, Georgia O’Keefe, Natalia Gontcharova, Marie Blanchard o Remedios Varo, entre muchas otras que aún aguardan su turno para ingresar en los anales de la Historia del Arte. 

EL CUERPO EN LA HISTORIA

El código del cuerpo


artelista.com - El perfil egipcio, el hieratismo flamenco, las líneas sinuosas renacentistas, la serpentinata manierista, la solemnidad neoclásica o la fragmentación cúbica; desde los abundantes volúmenes de la Venus de Willendorf hasta nuestros días, donde la mezcla es la clave, la manera de reproducir y ubicar el cuerpo humano en el espacio ha llevado implícita una forma de entender la realidad. Y, como reflejo de ésta, la representación responderá en cada época a unos patrones estéticos, no limitados en ocasiones tanto por el desconocimiento técnico como por unas pautas encaminadas a indicar al espectador estatus, religión y pensamiento del modelo, cuyo naturalismo, muchas veces, se verá "sacrificado".


En la actualidad nuestra percepción está acostumbrada a la perspectiva lineal, en la que las figuras decrecen en tamaño según estén ubicadas hacia el fondo en el eje de la composición que se dirige a un punto de fuga final. Junto con esto, la mayoría entenderá el naturalismo como el fin deseado de una representación, a menos que los cánones "válidos" sean destruidos con una intención conceptual. Esta forma de experimentar la plástica puede alejar al espectador contemporáneo de concepciones históricas donde la intención del arte no se ceñía a la búsqueda de realidad sino a la plasmación de un simbolismo , o al realce de las capacidades expresivas de la historia. 

De esta manera encontramos ejemplos en el arte de obras antromorfas cuyo verismo deja mucho que desear; y esto, más que una muestra de la "ignorancia" del artífice, poseería en la mayor parte de las ocasiones un sentido que, al tiempo, nos ofrece las claves para acercarnos a una comprensión más amplia del periodo concreto donde la pieza se inserta. El arte como metonimia de la historia, podría decirse.

Así, encontramos en diversas culturas de la Antiguedad representaciones de la mujer en la forma de figurillas donde las características sexuales de ésta han sido exageradas hasta el extremo, en una marcada acentuación de la fertilidad (que entronca por extensión con la naturaleza y todo lo que de primigenio tiene la vida). No es de extrañar si se tiene en cuenta que hablamos de épocas donde la subsistencia era una preocupación primoridal, asociada a la descendencia y la comida, y el arte, por tanto, respondería a unos imperativos de orden propiciatorio y animista.

Las representaciones en el arte del Antiguo Egipto (asociado de manera casi exclusiva a faraones y funcionarios) llevan años trayendo de cabeza a investigadores e historiadores de todo el mundo: el llamado "perfil egipcio" no obedecería a una ausencia de conocimiento respecto a las leyes de la frontalidad, puesto que los artistas -"artesanos", más bien- de esta civilización conocían la tridimensionalidad y, en rarísimas ocasiones, la aplicaron a la pintura. De este modo, el hieratismo y la representación de perfil del arte egipcio, junto con la característica de su invariabilidad, debían responder a cuestiones religiosas. La "magia" es, de hecho, una característica inherente a la vida del Antiguo Egipto y, el arte, indisociable de la misma. Arte, religión y vida están fuertemente unidas en una tríada asegurada por el faraón y, el arte, debe responder a la necesidad de mantener la vida en el más allá. De esta manera, el arte se constituye en una convención y el artista en una productor alejado de cualquier tipo de creatividad o permisividad expresiva individual.
 

En la Edad Media la convención será de nuevo la regla, si bien las leyes de la perspectiva y la representación ofrecerán un mayor abanico de posibilidades. Una buena muestra de arte canónico es la que encontramos en los mosaicos bizantinos de San Vital de Rávena (en todo el arte bizantino, en realidad) donde la reproducción de los personajes está dominada por la llamada "perspectiva de importancia". Así, ubicándose en el mismo plano, los representados tendrán diferentes tamaños en función de la jerarquía a la que respondan. En la Baja Edad Media, donde el arte será de carácter sacro, el hieratismo y la frontalidad responderán a la maiestas, a la seriedad debida al hecho religioso. La expresividad del personaje es interiorizada en la representación; una característica muy acorde con el periodo de fervor religioso imperante, donde el arte se debe adecuar a una intención loatoria y evangelizadora (y el decoro y la introspección son obligados).

Junto con la rigidez, una de las características del arte de este periodo que más llaman la atención es el uso "incorrecto" de la perspectiva en múltiples iconos y obras de temática religiosa (principalmente anunciaciones). Es común encontrar a los personajes insertos en espacios arquitectónicos cuya composición obedece a una perspectiva inversa (el punto de fuga no se ubica en el fondo del cuadro sino que se dirige hacia el espectador): de esta manera la acción representada se abre por completo a quien la observa, en vez de ser el espectador quien se "introduzca" en la obra. Una forma más de ponerle las cosas fáciles al creyente por medio de un arte cuyos recursos se emplean de forma casi exclusiva con una intención transmisora.

Esto es algo que cambiará en el Renacimiento, con el paso de una sociedad teocéntrica a una antropocéntrica. Si el hombre ahora es la medida de todas las cosas, el móvil del mundo, lo natural será que el arte se adecue a dicha circunstancia, como harán el resto de las disciplinas. De este modo, el naturalismo se convertirá en el fin de las manifestaciones plásticas, aunque, eso sí, será un naturalismo aún idealizado. La curva y la perspectiva lineal, el verismo y la mitología ensalzarán al hombre, su cuerpo y sus pasiones. El desnudo deja de ser un tema tabú en la representación (sin tratar hasta el momento con la salvedad del arte erótico y el arte del dolor) y la mirada se volverá a dos civilizaciones clásicas consideradas maestras: la griega y la romana. 

La representación de la naturaleza humana en el Renacimiento alcanzará un paso más en época manierista, en la que las claves previas se exacerbarán con una intención expresiva. La línea deja de ser sinuosa y se convierte en la retorcida serpentinata; la anatomía del cuerpo humano se vuelve musculosa y marcada; el gesto se contrae y el escorzo es la norma en unas composiciones donde el ambiente se ha vuelto frío y abstracto . Todo ello en una época de grandes cambios, donde el ideal humanista se quebranta a pasos agigantados. La concepción del hombre en el mundo ha cambiado al amparo de descubrimientos como el de Copérnico, y las guerras, la situación socio-económica en la que viven las ciudades y las sucesivas reformas religiosas provocarán un clima de inestabilidad cuya huella ha llegado hasta nuestros días plasmada en el arte.

Junto con estos, podemos encontrar múltiples ejemplos de cómo el arte, y en concreto la representación del cuerpo, se ha constituido a lo largo de los siglos en fiel reflejo de las circunstancias sociales, religiosas, políticas, ideológicas... culturales en fin, imperantes en el momento. Nuevas formas de percepción y comprensión de la realidad traerán consigo nuevos modos expresivos, constiuyéndose el arte de esta manera en una fuente inagotable donde poder encontrar datos que nos ayuden a comprender, de una forma mucho más cercana, el momento y lugar de los personajes representados.

CLASICOS DEL ARTE UNIVERSAL

El verano es un tiempo para retomar aficiones. Para, por fin, ocuparnos de todo aquello que durante el año hemos ido dejando pendiente por falta de tiempo: viajar, leer libros acumulados, aprender un poco más de algún tema que nos apasiona… Aunque, si ese tema es el arte , son muchas, muchísimas, las obras por conocer. Así que hemos decidido trabajar por ti y crear una pequeña colección de básicos para el verano. Un decálogo pensado para que disfrutes de algunas de las mejores obras de todos los tiempos, ahora reunidas y analizadas para ofrecerte una visión de conjunto de todo lo sucedido en el arte occidental de los últimos veinte siglos.
 
Fra AngélicoLa Anunciación (s.XV)
Por qué conocerla: El arte de herencia grecolatina se caracteriza por la representación en tres dimensiones. Y el naturalismo. Masaccio será el primero en aplicar la perspectiva lineal, pero Fra Angélico el primero en reunir profundidad y humanidad en sus composiciones. Fra Angélico posee lo mejor de los dos mundos, del que está por acabar y del Renacimiento que comienza. Y una buena muestra de ello son sus delicadas y perfectas Anunciaciones.



Miguel Ángel: David (1501-1504)
Por qué conocerla: Continúa con la tradición clásica iniciada por Policleto en relación a las proporciones armónicas, modifica la iconografía preexistente de David (Donatello y Verrochio lo representaron como un jovencito victorioso) y, lo más importante, con su concepción centrípeta de las fuerzas que generan movimiento antecede dentro del pleno Renacimiento el Manierismo posterior. La escultura "guarda" en su interior el movimiento, mostrándonos de una forma no explícita toda la violencia que antecede al combate. 
 
El Greco: El entierro del Conde de Orgaz (1541-1614)
Por qué conocerla: Tres palabras: diopsia (o doble punto de vista), tradición bizantina (o estilización de las figuras) y conceptualización (o representación no naturalista de la realidad).  Esta obra, concebida como una "continuación" del sepulcro físico del Conde de Orgaz, es uno de los mejores ejemplos de manierismo de todos los tiempos. Y está considerada también como el primer retrato colectivo de la Historia del Arte.



Caravaggio: Decapitación de San Juan Bautista (1608)
Por qué conocerla: Reúne las características de la corriente tenebrista de la mano de uno de los mejores artistas que ha dado la historia y es, al tiempo, un particular mea culpa, que nos convierte en auténticos voyeurs de la escena. Además, Caravaggio ya adelanta algo que posteriormente será muy común: el gusto por los aspectos menos agradables de la realidad. 

Velázquez: Las Meninas (1656)
Por qué conocerla: Para entender que las limitaciones son los acicates del arte, que un verdadero artista puede tomar un género estanco en un momento, como el retrato, y darle la vuelta con originalidad y técnica, y para poder disfrutar de todas las versiones posteriores de esta obra, hoy un icono, que circulan por el mundo del arte. 


Goya: Saturno devorando a sus hijos (1820-1823)
Por qué conocerla: Es arte en estado puro. Supera cualquier clase de valoración estética o compositiva para mostrar el dolor y la locura de una forma directa, desde el genio y sin mediar "juegos florales", con lo que el espectador no puede evitar el golpe que supone la imagen. El sentimiento frente a la forma, como un par de siglos después descubrirán, y van a aplicar, los expresionistas.

FriedrichEl mar helado (1823-24)
Por qué conocerla: Caspar Friedrich es uno de los mejores exponentes del Romanticismo alemán. Esta corriente, que definirá parte del s. XIX en las artes, toma la naturaleza como un elemento a través del cual mostrar las pasiones internas. Ésta deja de ser un decorado y se convierte en protagonista de la obra y reflejo del mundo atormentado de sus creadores.


Turner: Lluvia, niebla, velocidad (1844)
Por qué conocerla: El desarrollo de los medios de transporte en el s. XIX (el tren entre ellos) modificaron la percepción de la realidad; el paisaje se contempla de una forma distinta debido a las características que le imprime la velocidad. Esta obra es un ejemplo, rayano en la abstracción, que preludia con medio siglo de adelanto a futuristas de las vanguardias históricas como Boccioni.
 
Manet: Desayuno en la hierba (1863)
Por qué conocerla: En su momento su presentación supuso un auténtico escándalo, siendo calificada de impúdica. El desnudo no era algo nuevo en las artes pero sí era la primera vez que no se "compenetraba" con el entorno . El momento y las vestimentas del resto de personajes aumentan la sensación de intimidad y el malestar de una sociedad que no podía aceptar una representación de esta clase sin una excusa.


Cézanne: Montaña de Santa Victoria (1904)
Por qué conocerla: Sin Cézanne no sabemos qué hubiera hecho Picasso, pero es casi seguro que el cubismo no hubiera tenido lugar. Las pinceladas de carácter cúbico reproducen una realidad que ha dejado de ser una copia del natural para conformarse a partir de planos, aún imbricados de una forma naturalista pero claramente basados en formas geométricas. 

LO MEJOR DEL ARTE UNIVERSAL

Hace un año propusimos a todos nuestros lectores un decálogo de obras de la Historia del arte que, a nuestro parecer, resultaban de imprescindible conocimiento para todos los amantes de las artes. Este artículo suscitó un buen número de comentarios en el blog de Artelista, la mayoría destinados a realizar aportaciones de obras que también hubieran merecido engrosar la lista confeccionada. Por este motivo, y dando la razón a todos aquellos usuarios que echaron en falta grandes obras maestras, presentamos una nueva entrega de los básicos del arte: diez creaciones que complementan a las ya presentadas y que, por supuesto, serán gustosamente susceptibles de ampliación.


 
Jan van Eyck: El matrimonio Arnolfini (1434)
Por qué conocerla: Jan van Eyck, principal representante de los denominados Primitivos flamencos, supondrá para la rigidez del movimiento -de líneas heredadas del gótico previo- un paso más allá en la búsqueda del naturalismo. En su célebre Matrimonio Arnolfini puede apreciarse un interés por la captación de la luz y una intención de plasmación de un espacio que va más allá de la mera bidimensionalidad. Junto con esto, el cuadro es uno de los primeros retratos de la historia de carácter no hagiográfico, al tiempo que un misterio que aún provoca discusiones entre historiadores de todo el mundo debido a su alto contenido en símbolos y a la complejidad en planos de su factura (cuya huella puede apreciarse en obras posteriores como Las Meninas de Velázquez).

Massaccio: La Trinidad (1425?-1428?)
Por qué conocerla: La perspectiva fue a la pintura lo que la rueda a la especie humana: el punto de inflexión en su evolución. Un descubrimiento que marcará el comienzo de un desarrollo sin igual y, gracias al cual, el Renacimiento adquirirá su sentido. Y Massaccio será, en este proceso, el artífice de su aplicación pictórica. Retoma los conocimientos de Brunelleschi en materia de perspectiva lineal y los traslada al lienzo, confiriendo a las dos dimensiones, por fin, una apariencia lo más cercana posible a la realidad. El resultado: el fresco de La Trinidad de Santa María Novella, donde queda visualmente reflejado el uso de esta teoría en las líneas convergentes del techo acasetonado, cuyo final es un punto de fuga (base de la perspectiva lineal).


Durero: Adán y Eva (1507)
Por qué conocerla: La aparición en Europa de la imprenta de caracteres móviles (cuya factibilidad debemos a Guttemberg) traerá consigo la creación de todo un rico muestrario iconográfico, surgido al amparo de la facilidad en la difusión de imágenes que el nuevo invento permitía. El grabado se convertirá en el mejor modo de transmisión e intercambio y, en este contexto, Durero será el artista estrella. Sus xilografías se convertirán en modelos cuya influencia puede apreciarse en obras de múltiples maestros renacentistas, como sucede con su famosa composición Adán y Eva, una obra que fue copiada hasta la saciedad y que, además, supone el primer desnudo de toda la historia de la pintura nórdica.


Alonso Sánchez Coello: Retrato de la infanta Isabel Clara Eugenia (h.1570)
Por qué conocerla: Sánchez Coello es el retratista más destacado del Renacimiento español y uno de los principales de la corte de ese gran mecenas de las artes que fue Felipe II. En obras como el Retrato de la infanta Isabel Clara Eugenia puede apreciarse la captación de la psicología del retratado que Coello llegó a lograr alcanzar y, al tiempo, es una excepcional muestra de arte cortesano, en el que se evidencian las influencias flamencas -en el detallismo de la representación- y las venecianas, traídas al entorno del rey por Tiziano (un artista que tuvo una enorme influencia en los pintores de Felipe II).  


Artemisia Gentileschi: Judith decapitando a Holofernes (h.1620)
Por qué conocerla: Sin que debiera ser un motivo a destacar -pero que se hace destacable debido a la escasa presencia de mujeres en la Historia del Arte-, Artemisia Gentileschi ha pasado a la historia considerada como la "primera" pintora conocida. No es sin embargo éste el único mérito que se le puede asociar: su obra responde a un marcado tenebrismo, de claras influencias caravaggiescas, y una calidad que han contribuido a situarla entre las primeras filas de la pintura barroca. Su conocimiento de la obra de Caravaggio puede apreciarse en esta representación de una escena del Antiguo Testamento; de excelente factura, su crudeza y su tratamiento lumínico no tienen nada que envidiar a los conseguidos por el maestro italiano, muy cerca del cual se posiciona.

Bernini: El éxtasis de Santa Teresa (1647-1651)
Por qué conocerla: Si el Barroco, en los géneros "decorativos" al menos, supuso teatralidad, exaltación de las pasiones e integración de las artes, no podría encontrarse mejor ejemplo para corroborarlo que El Éxtasis de Santa Teresa. La escultura de Bernini es una de las mejores piezas de todo el barroco italiano: una mezcla de espiritualidad y terrenalidad obtenida a partir de una excelente ejecución y una cuidada e inteligente composición escenográfica (que pasa también por la selección de los materiales). Una obra que supone, para cualquier espectador, la posibilidad de asistir a la contemplación del arte con mayúsculas y que no puede dejar indiferente a nadie.


Rembrandt: Lección de anatomía del Doctor Tulp (1632)
Por qué conocerla: Supone un ejemplo del tipo de encargo "gremial" muy demandado por los grupos de profesionales en el s.XVII, además de un magnífico ejemplo de la producción de Rembrandt, considerado por mucho uno de los pintores más importantes del barroco y, desde luego, el maestro del estilo en Holanda. Una obra que corresponde a los primeros tiempos de la carrera del artista, en la que pueden apreciarse los rasgos de un marcado tenebrismo que combina de una forma única la austeridad con ese raro halo lumínico que logra obtener Rembrandt.

Fragonard: El columpio (1767)
Por qué conocerla: El Rococó fue el arte del sensualismo y el refinamiento, el arte de la clase acomodada de un Antiguo Régimen que sólo desea que la representación responda al imperativo del gusto estético. Y si bien es verdad que en muchos casos se desarrolló como un estilo saturado, Fragonard es un ejemplo de frescura y delicadeza galante dentro del movimiento, destacando su famoso El Columpio. Una obra que está considerada como una de las composiciones más representativas del rococó y cuyo especial encanto se debe a ese  tratamiento de las formas y el color de ascendencia típicamente italiana.  


David: La muerte de Marat (1793)
Por qué conocerla: Con esta obra nos encontramos ante una representación cuyo objetivo responde a cuestiones de índole político: el contexto, la Revolución Francesa; la intención, convertir al escritor Marat en mártir de la causa. Loado por su amigo David, el pintor neoclásico (quién además era un firme partidario de los jacobinos), la representación responde a una idealización y a una deformación de la perspectiva destinadas a mostrar el cuerpo asesinado por una integrante de la facción girondina. La forma al servicio de la expresión. El cuadro, sin embargo, posee una doble naturaleza ciertamente extraña, ya que, al tiempo, es tremendamente realista y se ajusta con precisión a los detalles del suceso.



Gustav Klimt: El beso (1907-1908)
Por qué conocerla: Con esta obra, internacionalmente célebre, nos acercamos al más famoso de los representantes de la Secesión vienesa. En sus cuadros se conjuga todo el decorativismo del movimiento modernista con un peculiar estilo, marcadamente simbolista y de un cierto tono lírico (y que recoge incluso referencias de la tradición bizantina) que ha sido imitado hasta la saciedad en épocas posteriores.