ENCUENTROS INESPERADOS
Los símbolos en el arte son muy diversos, casi infinitos, y nos permiten encontrar de la forma más sorprendente representaciones de instituciones, ideas, personas o vivencias que nunca hubiéramos sospechado.
En el Baldaquino de San Pedro, encargado por el papa Urbano VIII a Bernini, advertimos la existencia de abejas por doquier, símbolo de la familia de los Barberini, a la que pertenecía el pontífice. Igual sucede en la Fontana de la Barcaccia ( que incorpora otro de los elementos del blasón barberini: los soles ), en la Fontana delle Api, o en el Sepulcro de Urbano VIII.
La forma de El Escorial es un homenaje a San Lorenzo ( cuyo principal atributo es una parrilla, instrumento de su martirio ) y su decoración una alegoría completa de Carlos V ( el águila bicéfala será el emblema de su escudo y las bolas y pirámides decorativas los símbolos que le asimilen con Hércules ). En la imaginería española de la Edad Moderna podemos encontrar tallas de la Virgen niña pisando una serpiente o dragón, símbolo de su pureza y su concepción inmaculada. En el Barroco era habitual la inclusión en las obras de arte de una calavera, como recordatorio de la mortalidad de la vida ( memento mori ).
Existen símbolos templarios distribuidos a lo largo de todo el Camino de Santiago, en iglesias y plazas ( famoso es el Juego de la oca ) y las universidades españolas poseen en sus muros alegorías del conocimiento y las artes liberales. En los jardines secos del arte zen cada uno de los elementos, escogidos con sumo cuidado en un número mínimo, posee un significado ( las piedras en una superficie de grava pueden ser los obstáculos que encuentra el pensamiento en su fluir ) y el arte islámico, en atención a su carácter iconoclasta, empleará elementos geométricos. artelista.com
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