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INSTITUTO DE LOS ANDES

GUIA GOURMET DE LOS SIMPSONS

Sepa dónde no comer en su próxima visita a Springfield

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La ciudad de Springfield no sólo alberga atracciones turísticas únicas como el Museo del Pez-Espada y el incendio de llantas más grande y duradero del estado, sino que ofrece a sus habitantes una selección culinaria de lo más extravagante. Pueden escoger entre el sabor latino del “Chez Guevara”, donde incluso tocó Tito Puente, hasta la sazón oriental de “El Sumo Feliz”, un sushi-bar donde Homero Simpson disfrutó las delicias mortales del pez-globo. La cocina germana está representada por “El Huno Hambriento”, con sus especialidades de la Cortina de Hierro. En “Luigi´s” será atendido por su propietario, Luigi Risotto, un “amable” italiano con asuntos pendientes en migraciones. Los de paladar más aventurero podrán curiosear en el “Tómelo en Uruguay”, “Lo que comen en Islandia”, “Una probada de Serbia” y “Dos Chicos de Kabul”, sin olvidar al exótico “Kentucky Fried Panda”. Una cocina más familiar es la del “Laboratorio del Espagueti” o el “Bistec Cantante”, donde los meseros traen las “ensaladas junto con baladas” y Marge Simpson celebró su cumpleaños número 34. Uno de nuestros sitios favoritos es “El Matadero”, en el que hasta el menú está hecho de carne. Es más, las reses pastan a pocos metros de los comensales y uno mismo puede elegir cuál de ellas desea ver en su plato. En el acto, uno de los empleados procederá a beneficiarla con un taladro. Han pensado en todo: hasta tienen una máquina que realiza automáticamente la “maniobra de Heimlich” en caso que algún parroquiano muerda más de lo que pueda tragar. “El Depositario del Pastel de Queso de Texas” y “El Fantástico Alimentarium y Gran Asador Norteamericano del Profesor V.J. Cornucopia” compiten por ser el establecimiento de nombre más estrambótico. El “Restaurante Giratorio de Springfield” ofrece una espectacular vista de la ciudad, lejos del crimen urbano y “La Confección Francesa” le preparará unos eclairs como para morirse. Las rosquillas son emblemáticas en Springfield, y las mejores son sin duda las de “El Chico Mantecoso”, aunque también están las de “La Rosquilla Rodante”. Una dulce alternativa es la “Casa Municipal del Panké”, los helados del “Cono Loco del Gran Jefe”, con su toque nativo-americano o los más de 5600 sabores de Phineas Q. Butterfat (en realidad sólo tienen 5). Y si el apetito contraataca, visite el “Tacomático”, donde puede conseguir cien tacos por cien dólares.

Los imprescindibles:

La Taberna de Moe

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Moe Szyslak (se pronuncia “SIZZ-lack”) es propietario de la “Taberna de Moe”, “Donde nadie conoce tu nombre”, el antro de la bebida más famoso en Springfield. Parte de su decoración son sus fieles clientes, como Homero Simpson, Barney Gumble (el borrachín del pueblo que vive en el piso superior), Lenny y Carl, compañeros de trabajo de Homero. Excavar en el pasado de Moe no es tarea sencilla, pues él mismo se esmera por soltar datos contradictorios o provenientes de su fértil imaginación. Por ejemplo, antes de establecer su negocio se dedicó al boxeo y su apellido, Szyslak, sugiere raíces polacas, pero Moe asegura ser inmigrante italiano. Por si fuera poco, existen dos versiones sobre el verdadero nombre de Moe: “Moamar” o “Morris”, ambas poco confiables. Su edad también es motivo de polémica. ¿Tiene cuarentaitantos como Homero, o casi ochenta como el Sr. Burns? ¡Afirma ser uno de los chicos originales de “La Pandilla” (¿recuerdan esa vieja serie de los 20s?)! La Taberna de Moe queda en una esquina, junto a la tienda de música del Rey Toot, y frente a la que alguna vez fuera la fábrica de Bart Simpson. Dentro del bar hay algunas mesas de billar y un bull de dardos. Es bastante húmedo y no ha faltado quien diga que“huele a orines”, sin embargo, su pequeño escenario ha recibido inexplicablemente a famosas bandas como Aerosmith y los Red Hot Chili Peppers, sin olvidar a “Los Borbotones”, el cuarteto que conformaban Apu, Homero, Barney y el director Skinner y el show de stand-up comedy de Krusty el Payaso. Es tan extraño ver damas en el establecimiento que Moe utiliza frecuentemente el baño de mujeres como oficina (sostiene que ninguna fémina ha entrado en el bar desde 1979: por supuesto, esto es también una exageración). Un frasco de “huevos encurtidos” preside desde siempre la barra. Moe, siempre con una visión profundamente empresarial, ha reformado su local más de una vez. En una ocasión, y por breve tiempo, transformó su bar en un restaurant de tipo familiar llamado “El Restaurant del Tío Moe” o algo así. En otra oportunidad trató de convertirlo en una especie de refugio-lounge para yuppies y lo rebautizó simplemente como “M” y en aquella ocasión que Springfield se vio acosada por la seca ley de la Prohibición, Moe instaló un ingenioso sistema hidráulico giratorio que ocultaba la barra y las bebidas cada vez que la autoridad acechaba. Puede que La Taberna de Moe no sea el lugar de origen del Rob Roy (el famoso cocktail), a pesar de lo que su propietario alegue. Por el contrario, Moe es un verdadero desastre mezclando tragos, y la cerveza Duff es prácticamente lo único que sirve. Una vez llegó a confesar que las botellas que aparecen detrás de la barra estaban efectivamente “pintadas” en la pared. La licencia para expender licor de la taberna es válida para Rhode Island  (donde definitivamente no queda Springfield), expiró a fines de los 70s y está firmada por él mismo. La fama tocó a la puerta de la taberna gracias al “Moe Ardiente”, un cocktail especial cuyo ingrediente secreto era jarabe para la tos “marca Krusty”. Moe planeaba hacer una fortuna con él, hasta que Homero, verdadero inventor de la bebida, expuso el componente secreto a los competidores. Esto molestó profundamente a Moe, pero nada comparado con lo que siente cada vez que sufre una de las frecuentes bromas telefónicas de Bart (“llamada para Al... Al Cólico... ¿Hay aquí algún Al Cólico?”). A continuación, presentamos algunas de las célebres frases que este singular cantinero ha dejado para la posteridad: 

“Los ricos no son felices. Desde el día en que nacen, hasta el día en que mueren, creen que son felices. Mas créeme...no lo son”.

“El incremento de la satisfacción profesional y de la unidad familiar son fatales para un proveedor de sustancias entumecedoras del cerebro”.

-“Esta es la freidora, se la he comprado a la marina. Puede freír un búfalo en 40 segundos”.
-(Homero): “¿40 segundos? ¡Yo lo quiero ahora!”

-“De pequeño la pulga del teatro se introdujo bajo mi piel y puso huevos en mi corazón. Ahora eclosionan y experimento toda esta sensación”.
-(Homero): “Sí, Moe, sé a qué te refieres, nuestro perro también lo tuvo”.
 

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El Holandés Jamante

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Ningún recorrido gourmet por Springfield estaría completo sin una visita al “Holandés Jamante”, el local regentado por el capitán Horacio McCallister, un marino que odia el mar. El capitán tiene una pierna de palo (con un compartimiento secreto donde esconde licor) y dos (¡!) ojos de vidrio y ha demostrado ser tan incompetente en asuntos náuticos como administrando su restaurante, siempre al borde la ruina. Probablemente, porque su buffet all-you-can-eat de mariscos es constantemente asediado por Homero Simpson y su apetito desmedido. 

Krusty Burger

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Olvídense de Ronald. El payaso más famoso del fast-food en Springfield es Krusty, el colorido rostro de Krusty Burger, la más grande cadena de hamburguesas de la ciudad, aunque las malas lenguas aseguren que el propio Krusty le paga a la mafia para mantener fuera del negocio a McDonald´s, Burger King y Wendy´s. En todo caso, Krusty Burger tiene miles de locales repartidos por toda América, incluyendo uno (poco rentable) en una plataforma petrolera. Junto a las usuales y extremadamente grasosas hamburguesas (uno debe pagar extra por los bollos de pan y las servilletas) ofrece algunas excentricidades gastronómicas como “ensalada en un palo”, “ojos de papa refritos” y una extraña mezcla de salchicha con algodón de azúcar. La composición misma de las especialidades en Krusty Burger no ha sido ajena a la controversia y varias de ellas han tenido que ser retiradas del mercado porque el animal que proveía la carne simplemente se extinguió. En otras ocasiones, “huellas de neumáticos” en las hamburguesas podrían delatar el uso de fauna atropellada en la carretera. Pero no se preocupe por los habitantes de Springfield, estudios científicos demuestran que han desarrollado una resistencia especial a las bacterias estomacales. Si Usted es foráneo, coma bajo su propio riesgo. 

3 comentarios

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andrea -

muy bueno chicos! animo!!

luis -

El trago se llamo "Llamarada Moe", robado a Homero, claro. Moe tambien fue actor de telenovelas luego de hacerse una cirujia plastica.Eventualmente trafica con especies en peligro.